Robles se sintió inspirada por El Puma y tarareó la canción «Todo cambia, todo sigue igual» (o con sus palabras «nada va a cambiar pero va a cambiar mucho». Para mí que la presión de sustituir – que no cesar – a la directora del CNI, hizo que buscara una salida poética….
Sustituir, no cesar. Siguiendo la misma lógica, entiendo que a un trabajador se le sustituye por otro o bien por un vacío existencial necesario para la supervivencia de la empresa, y que no existe entonces el despido. Este gobierno socialista lo ha logrado. Porque no se cesa al trabajador saliente… se le sustituye.
Había que buscar una cabeza de turco. El incompetente siempre es otro. Cualquiera. Y si ese cualquiera es una persona absolutamente válida y competente, miel sobre hojuelas. Porque así nos quitamos de encima a alguien que nos puede hacer parecer lo que realmente somos.
No sorprende la demagogia de las izquierdas. La tienen en el ADN y es base y razón de su ser. Siendo descendientes ideológicos de alguien que hablaba de la lucha de clases mientras él mismo vivía a expensas de sus padres primero, y luego de su mujer y de su amigo Engels – mientras explotaba a la criada – es lógico.
Lo que sorprende es que aún haya ideas ancladas en postulados de hace más de un siglo. Ideas muy utópicas y bonitas en la teoría, pero que han demostrado de forma reiterada que no funcionan, y que han sido creadoras de pobreza extrema en aquellos países en los que se han asentado. Unas ideas que no ayudan a avanzar.
Y siempre responden lo mismo: «Es que el comunismo no se ha sabido aplicar bien». Pero ellos sí saben cómo hacerlo. Los únicos desde 1848, fecha del primer manifiesto comunista. Maestros.
Entre tanto, quizás Margarita Robles siga tarareando (para relajarse y esperando que la próxima cabeza en caer no sea la suya)
«Sabes que la lluvia volverá a caer
Otro amor comenzará a crecer
Y todo será igual»
Porque nada va a cambiar, pero todo va a cambiar. Mucho.